• 13.11.2021
    INSTITUCIONAL
    Historia de dos amores
    Hoy no existe hincha de Boca que se acuerde que alguna vez se jugó ese partido, pero en bares de San Telmo,  ¿te acordás cuando le ganamos a Boca? ...
    Foto: Diario Clarín

(por Norberto Díaz 1) Habrá tenido cuatro años aproximadamente Beto cuando entró por primera vez a la Bombonera. Deslumbrado, los ojos como el dos de oro, sintió un escalofrío cuando dejando los largos pasillos, desembocó en la tribuna baja. El campo verde y la multitud rumorosa en la tribuna superior (la segunda no había sido construida) fueron un flechazo en el medio de su corazón infantil. Boca jugó con Platense y ganó 4a0 y a partir de esa tarde, el Beto no pudo separarse más de esos colores azul y amarillo, a los que amó hasta el llanto. Para el solo existía Boca y los domingos cuando todavía no había televisión, ni TyC, ni deco, se pegaba a la radio para escuchar a Ortega Moreno, Borocotó o Fioravanti, relatar los partidos del cuadrito de sus desvelos, a pesar de que no salió campeón por varios años.
  Pero como es cierto aquello de que no hay mal que dure cien años, llegó 1954 y con él la ansiada estrella Nº 15 y por fin pudo saber qué cosa es ser campeón. Eso no hizo más que acrecentar su amor. También le gustaban las películas de aventuras de Errol Flynn, su preferido y pasaba largas tardes en el cine Gardel soñando ser uno de esos personajes que sacrificaban todo por una causa justa defendiendo a los más débiles, o simplemente por el honor.

  Un sábado notó un movimiento inusual en el barrio y le preguntó a su tocayo el Beto Reynoso, que fue el verdadero Caballero Rojo de Titanes en el Ring sobre el motivo.
 ¿Cómo, no sabes?
 Hoy juega San Telmo con Los Andes allá. Ellos van primero y nosotros segundos a un punto. Si ganamos los pasamos y seguro salimos campeones, ¿venís?
 Intrigado pues no sabía de la existencia de un club con el nombre de su barrio, se trepó al camión del gordo y se fue con todos a la cancha de Los Andes, que no era la enorme cancha actual, sino un potrero sin ninguna tribuna. Por los precarios parlantes la voz del estadio anunció ... la formación del primer equipo de San Telmo:  Smith, Piñeyro y Mestre; Pachino, Santos y Otero; Ricagno, Fontana, Bigliotti, Delfino y Areco.
 El partido se jugó bajo una lluvia copiosa y continua. Y faltando pocos minutos el resultado era un 2a2 clavado. Se escapaban la punta y el campeonato. Pero de repente la pelota llegó a poder del cañonero Ricagno, quien sobre el costado derecho y casi desde la mitad del campo, sacó un furibundo tiro que describiendo una perfecta elipse se coló por el ángulo superior del arco de Los Andes. Un 3a2 y el delirio. San Telmo ya estaba primero.
 Y dale y dale y dale Telmo dale, cantaba Beto hasta la afonía y totalmente empapado.
 ¿Qué era de Boca yo? Qué importa! Era otro campeonato. Y así fue, que con el mismo amor que abrazó la casaca azul y oro a los cuatro años, lo hizo con la de franjas azules y celestes, las más lindas que haya visto, ya adolecente. Los sábados era infaltable siguiendo con los amigos del barrio de San Telmo, y los domingos con el Gallego Carlitos en la perrera de Boca. Allí conoció infinidad de personajes, pero a Beto lo fascinaba el Máquina, chorro veterano, pesado de verdad y habitual inquilino de Caseros, Las Heras y Devoto, tipo de pocas palabras, hosco y estricto y observador de las leyes de hampa. No hablaba con nadie, excepto con el rata, un malandrín de cuarta que le servía de valerio. Pero a Beto lo saludaban siempre.
 ¿Cómo le va pibe? Y - chau, pibe. Nunca lo tuteaba ni había emoción en sus palabras pero lo saludaba como siempre. Así se fueron mezclando en su alma futbolera. Roma, Rattín, Rojitas, Valentín, el tanque Rojas , con las de Poggi, Pozzi, Andretta, Pandolfi, Monteleone, y sin el menor sentimiento por ser hincha de los dos clubes.
 Boca arrasaba en primera y San Telmo siempre estaba entre los primeros o los finalistas de la B. Llegaba 1975 y sucedió lo no muy posible aunque si lo muy deseado. San Telmo en una épica final llenó media cancha de Huracán y contra todo ganó la liguilla y ascendió a Primera.
 El primer partido fue contra Colón en el Cementerio de los Elefantes, fueron de 30 a 40 hinchas y ganó Telmo 1a0 con el gol de Pedrito Coronel de penal. Después sin sustento económico fue cayendo en la tabla. Pero eso es otra historia. Y por fin llegó el momento tan temido como ansiado. La revancha con Boca. Era el 25 de mayo de 1976. El cielo estaba gris y hacía frio. Sobre el mediodía Carlitos fue a buscar a Beto para ir a la cancha como en las viejas épocas. Comieron y fueron hasta Huracán donde Telmo haca de local.
 Dale Beto, que la cola es larga - urgió Carlitos -dale flaco ¿qué te pasa?
 Gallego, perdoname. Me voy a la tribuna de Telmito ... bueno, chau dijo Carlos un poco amoscado y se dio vuelta como para irse. Beto lo tomó del brazo y le dice:
 Pará Galleguito entendeme ... mira, cuanto son. Boca no me necesita. Boca es un monstruo, la tempestad desatada un volcán en erupción, un tornado que arrasa con todo. Está en la cima para pelarse de igual a igual al Real Madrid, al Santos de Pelé, al Ajax de Cruyff, al que venga. Está cansado de salir campeón y ganar trofeos, no entran más estrellas en el escudo ... Hizo una pausa para tomar aliento y encontrar las palabras justas para expresar lo que sentía.
 San Telmo no, es distinto. Es más de uno y entrañable. Necesita de cada uno de nosotros y nos extraña cuando no estamos. Cuando alguien deserta, es como un árbol que pierde una hoja y le resta capacidad para absorber el oxígeno que necesita desesperadamente para sobrevivir.
 Para ser hincha de San Telmo, es precondición ser estoico, estar dispuesto a sufrir, sin esperar recompensas desmesuradas y asumir que la frustración va a ser tu compañera habitual, pero también puede darte grandes alegrías porque en cualquier competencias que encare, la derrota es un hecho muy posible, por eso cuando gana algo, la satisfacción es incomparable y tu parte es más grande, porque tenés que compartir con menos...
 Bueno flaco pero hoy... quiso argumentar el gallego.
 Hoy Carlos interrumpió... es como si tuviera dos hijos, el más fuerte, lindo, inteligente, ganador y que te llenó de satisfacciones y el otro que nació debilucho poco agraciado y tímido. Si por esas cosas de la vida, debieran competir en ajedrez, bolita o balero, decime sinceramente: Vos ¿quién querés que gane? --Además.
 ¿Crees que el mayor se va a sentir ofendido?
 El gallego entre asombrado y divertido con una sonrisa de oreja a oreja le dice: ¡Flaquito lindo!!! A la salida te espero en esta esquina y nos volveremos juntos. Y se perdió entre la numerosa barra boquense.
 En la tribuna de Boca se amontonaban 15.000 hinchas, mientras que en la de enfrente eran 300 o 400 fans dispersos sobre la inmensa tribuna del Tomás A. Ducó. Todos presagiaban una catastrófica derrota para los azul celestes, porque los zeneizes arrollaban en toda la cancha. En el minuto 16, el Toti Veglio que empuja la pelota con la zurda y Boca 1a0. Se venía la noche pero el primer tiempo terminó así.
 En el segundo tiempo Pedrito toma la batuta y San Telmo equilibra. El fierro Camejo a los 22' le da desde 25 metros y la pelota se clava en el ángulo izquierdo del campeón mundial, Hugo Gatti.
 ¡¡¡ Oh ! Sigue. Una genialidad de Pedrito a los 39' pone a San Telmo 2 a 1. Los 300 o 400 no salían de su estupor y se pellizcaban entre ellos para convencerse de que no era un sueño. Ya termina.
 ¡¿cuánto van?! 43'.
  El pibe Pisapía encuentra una pelota en el medio del campo, avanza solo y ¡pin! Por debajo de la panza de Gatti y partido liquidado. 3a1.
  Enloquecidos los santelmistas saltaban, subían corriendo la tribuna. Cantaban, lloraban, gozando como gozan los que no lo hacen seguido.
  Dale Te, dale Te y dale Tee ... Beto salió a la calle agitando una bandera con la barra que pareció haberse multiplicado, saludó al pasar a Carlitos que lo esperaba en la esquina y lo siguió por la vereda.
  Quiso el destino que siguiendo por la calle Luna se cruzara con el Máquina y el Rata, este último tomó un pedazo de baldosa para tirárselo a Beto. ¡No Rata!, la vos autoritaria del Máquina lo contuvo a la vez que le retenía el brazo.
  ¡Pero Máquina es ese traidor hijo de p...!
  ¡No Rata!, continuó inesperadamente locuaz, déjelo que disfrute, a veces también tienen que ser felices los pobres. Para ellos es histórico y jamás se le borrará de la memoria que le ganaron a Boca. Déjelo que sea feliz. Además quiere que le diga algo: nos ganaron bien y sin ninguna discusión.
  ¿Cómo le va pibe? ... Saluda al cruzarse Hay quien dice que lo vio esbozar una sonrisa.

 Chau amigo. Y allá se fue el Beto agitando la bandera querida, sintiéndose el Erroll Flynn admirado de su niñez que regresa satisfecho de la lid en que triunfaron con honor los más débiles, mientras un vientecito otoñal le hacía doler la cara secándole las lágrimas que de a ratos le saltaban.
 Dale Te, dale Te, dale Tee... Y se perdió por la calle Luna.
 Finalmente todo volvió a ser como antes: los sábados a la Isla y los domingos a la Bombonera. Y se cumplió la predicción del Máquina: hoy no existe hincha de Boca que se acuerde que alguna vez se jugó ese partido, pero las mesas de todos los bares de San Telmo, cuando las largas conversaciones ya languidecen en las madrugadas escuchan recurrente e inevitablemente la misma pregunta.

 ¿te acordás cuando le ganamos a Boca? ...

-1- Norberto Díaz, nació el 28 de junio de 1941, creador del relato 'Historia de dos amores', cuya primera aparición fue en una revista barrial llamada El Jilguero de los 100 Barrios Porteños, sorprendiendo con la publicación de un texto narrado por un hincha de San Telmo.